"Basta un poco de espíritu aventurero para estar siempre satisfechos, pues en esta vida, gracias a Dios, nada sucede como deseábamos, como suponíamos, ni como teníamos previsto". (Noel Clarasó)

lunes, 11 de julio de 2011

Historia de un diagnóstico.

“Hipoacusia bilateral profunda, con umbrales sin determinar”:

¡Hay! Así empiezo, y es para describir una puntadita en el corazón…, o lo que sentí cuando todavía no sabia que estabas ahí, en mi panza, y empecé a sospecharlo…
¡Hay! ¡Tanto amor, tanta incondicionalidad! ¡Tanta admiración!

¡Tantas palabras que te susurré al oído mientras te hacia dormir en mis brazos! ¡Tantos sueños y  deseos! ¡Tantos pensamientos que te dije al oído desde el primer día que te tuve frente a mi cara… segura de que podías entenderme, mejor que desde adentro de la panza!

¡Hay! ¡Tanta impotencia! cuando no entendía que te pasaba y era tan difícil que entiendas algo, que me hagas caso, que fueras educado, obediente…, sobre todo razonable: es decir, que comprendieras los NO con las explicaciones, que con las charlas fuera suficiente…como con los demás chicos… 
Cuando no entendía por qué era tan difícil que aprendieras las canciones que te canté tantas veces ¿Y cómo? si la música era tan parte nuestra…lo compartíamos desde antes de vos nacer…íbamos al coro juntos… Y deje de hacerlo: dejé de cantar y de cantarte…hasta deje de hablarte sin darme cuenta, y sin saber ciertamente que no oías. No me respondías, el círculo de la comunicación de alguna manera no se completaba entre nosotros…  y te sentía indiferente.

Me sentía sola… ¡estábamos tan solos los dos! No me imaginé nunca que era porque no escuchabas…
Se que desde adentro de mí, desde alguna parte yo presentía que era eso: que no me oías, pero creía, quería creer que en realidad era todo confuso, que tu sueño era hermoso así de profundo, que era espectacular que nada te diera miedo….

La tristeza que me dio la confirmación de los estudios no opacó la esperanza: no podíamos estar seguros hasta que el  medico nos dijera. No tenia que pensar en lo peor. Lo peor era lo que pensaba yo, en todo caso,  y las noticias iban a  ser muy buenas… no era tu velocidad visual  lo que me confundía y nos dejaba a todos con la duda… era que oías nomás.

“Hipoacusia bilateral profunda, con umbrales sin determinar”

Esas fueron las palabras que escribió el medico… más estudios, más repeticiones…mas médicos, mas viajes…
Mas  esperanzas que se iban esfumando con cada actualización y cada resultado, hasta llegar a la conclusión firme y definitiva de que ni los audífonos iban a serte muy útiles…
¡Tanta fuerza desconocida que brotó de mí ante las vueltas, las demoras, la burocracia!….
Que me impone hoy pelear contra cualquier NO que tenga por respuesta para vos, porque sos una luz hijo mío, una luz que brilla con luz propia. No  te enseñe a ser  lo que sos, esa  personalidad tan tuya, tan fuerte y tan hermosa irrumpió entre nosotros la última noche que pasamos en el hospital.

¿Te acordás? Naciste antes, bajo de peso y teníamos que ver si engordabas algo, así al otro día nos íbamos a casa los dos.  No me dejaste dormir y en una noche alcanzaste el peso que necesitabas…
¡Tenés tanta fuerza hijo mío! Tu energía todavía nos lleva de las narices, a veces apenas si te alcanzo a seguir los pasos.
Este mes que pasó fue el mas largo de mi vida… Esta  mañana, después de prepararte para el quirófano, siguiendo a tu padre, que te llevaba en brazos hasta adentro, me quede escuchando atrás de la puerta; tratando de adivinar que sucedía ahí adentro, de ver cuanta gente había para atenderte, mi vida. Al  final me tuve que volver a la habitación, las palabras superficiales de mi amiga y hermana que me regalo la vida, me distrajeron la mente y ayudaron a que pasara rápido el tiempo, esa primera hora de espera…
¡Como quisiera poder dibujar la escena de recién!
El cirujano te traía en brazos, chiquitito, envuelto en sabanas verdes de quirófano,  con una bata de papel, la cabeza vendada y un gorrito que me recordó la misma escena hace casi tres años en el hospital, el día que naciste, cuando te trajeron así, todo envuelto a mis brazos.
Hace unas horas que te trajeron del quirófano.
El doctor dice que tu implante coclear es todo un éxito, y la verdad es que fue una de las cirugías mas cortas de entre los chicos del grupo en el que estas. Valió la pena el esfuerzo de tantas semanas, las horas cuidándote, tanta ansiedad por que te curaras de todos los bichitos que te acosaban este invierno para que estuvieras en óptimas condiciones y así cuando llegáramos a la clínica, después de tantas esperas y demoras, no me dijeran que no te  podían implantar porque estabas con alguna complicación….Aunque se que todavía falta un mes para que escuches, es como si hoy hubieras nacido de nuevo y para mi la emoción de recibirte fue la misma.

Hoy hace un mes que estas escuchando, es increíble lo rápido que vas cambiando… La rapidez de tus respuestas, los nuevos sonidos que emitís, el tono nuevo que asoma a tu voz recién estrenada… cada nuevo gorjeo. Cada  vez que venís a mi cama a la mañana y jugás con los sonidos en un balbuceo infinito se me derrite el corazón.

Es notable tu capacidad para aprender cosas nuevas…, después de dos años ya son varias las cosas que, casi diría, haces mejor que yo, y me   encanta. Me  da miedo darme cuenta de que en algún  momento, apenas si pueda acompañarte en la vida, y no se si podré enseñarte demasiado…o algo.

En este ultimo tiempo mi mayor pecado es disfrutar de estar con vos, y contarte como es el mundo, como se llaman las cosas, de donde vienen los sonidos que tus oídos nuevos van estrenado cada ves….de oírte repetir las letras, de descubrir que ya se te escapan algunas palabras… ¡Hay! Quiero decirte muchas cosas hijo mío, aunque todavía seas tan chiquito…

Se que tu camino va a ser difícil y sufro  por eso desde el día en que lo descubrí, porque sueño para vos sueños grandes, de glorias y felicidad.  Temo  que sufras, hijo mío, y que el sufrimiento te marchite. En tus ojitos brilla una luz de alegría, de esperanza., y es esa luz de tu mirada la que enciende mi esperanza, y redobla mis esfuerzos por darte lo que mas se pueda en este tiempo, para que no te pierdas nada, para que lo alcances todo. Quisiera enseñarte a ser fuerte, a no temer la adversidad, a aprender de ella para que te haga mas grande, mas noble, mas humano… y apenas si logro ser fuerte yo para seguir luchando por tus cosas, para seguir tratando de enseñarte, o de aprender a enseñarte.

Quisiera que entiendas lo que hago hoy, es para que puedas manejarte mañana en este mundo con soltura, para que tu vida mañana sea plena, aunque recuerdes esta época como exigente, difícil, dura. Que es para tengas las mismas oportunidades que todos aunque el camino se te haga un poquito mas largo, aunque el trabajo te sea un poquito mas arduo. Así si mañana tenés un sueño lo  puedas alcanzar con tus propias manos, con tu propia lucha, y tengas las herramientas y las puertas abiertas para hacerlo. Para que al final de todo en este mundo hijo, cuando estés solo frente a lo que has logrado ser, seas tan feliz como los otros.

No pierdas nunca tu alegría, no apagues tu calidez ni derroches la inteligencia que se trasluce en tus actos cotidianos, para que los “umbrales sin determinar” sean los que marcan el límite de tus sueños y  el no  de tus oídos. 

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